La cocina moderna de estilo industrial es el sueño de quienes aman las líneas vintage y un ambiente “crudo”, vivido y esencial. Hoy este estilo, que permite modelar cocinas amplias y funcionales, está muy de moda: ladrillos a la vista, techos altos, detalles creativos y ambientes de planta libre, donde dominan los colores de la madera, el hierro y el hormigón.
Hablamos de una tendencia que tiene sus raíces en la construcción neoyorquina de los años setenta, cuando muchas naves industriales y almacenes fueron reconvertidos para uso residencial, dando vida al “loft”, un modelo de vivienda que aterrizó -con gran éxito- también en el Viejo Continente.
Amueblar la cocina en estilo industrial permite combinar aspectos industriales con elementos de carácter contemporáneo, como poner azulejos para cocina, el resultado final es un ambiente acogedor y dinámico, nunca banal.
La sala de estar de estilo industrial.
Para respetar la esencia urbana y obtener un resultado final impecable, la elección del mobiliario requiere una gran atención al detalle. Partamos de un supuesto: lo industrial tiende a mostrar, no a esconderse. Hay reglas muy específicas a respetar, pero también buenos márgenes de personalización, para dar rienda suelta a la creatividad.
Entonces, veamos cómo amueblar la cocina en un estilo industrial de manera impecable, para sumergirse en la atmósfera sin lujos de los distritos de Nueva York a través del uso cuidadoso de materiales, luces y colores.
Plomería a la vista en una cocina de estilo industrial.
Vigas, tuberías y campanas grandes, con filtros estrictamente visibles. Decoran paredes y techos con una elegancia tosca. Pueden convertirse en almacenamiento o soportes para estanterías y estanterías pequeñas.
Las cocinas y áreas de estar en estilo típico industrial tienen una isla central y se desarrollan en altura, a través de estanterías verticales y estantes abiertos que permiten tener siempre todo a mano.
Los ladrillos de revestimiento
Las paredes industriales se presentan con azulejos opacos o, mejor aún, con el clásico ladrillo cara vista, deliberadamente dejado natural para devolver un efecto rústico. Los grandes ventanales se utilizan para iluminar el espacio y marcar los tonos tendencialmente oscuros. En el caso de los suelos, las superficies de piedra reconfigurada y gres porcelánico (efecto cemento) son muy útiles.
La elección de materiales
Hierro, cobre, madera y hormigón. Estos son los materiales que caracterizan el interiorismo de estilo urbano. La chapa “en bruto” también se utiliza ampliamente. Coordinados entre sí, recuerdan ese efecto de “descuido buscado” típico de las naves industriales.
La madera se utiliza para mesas, taburetes y estanterías. Aporta calidez al ambiente e interrumpe la “frialdad” de la piedra, el hierro y el hormigón. Los metales, hierro fundido, cobre, estaño y acero, preferiblemente oxidados o cepillados, son perfectos para estanterías y acabados, como encimeras de cocinas o fregaderos.
Los colores de los acabados
El gris, en tonos piedra, hormigón, metal y pizarra antracita, es, junto con el negro pizarra, el color imprescindible del estilo industrial. Combinado con madera y otros detalles con tonalidades más cálidas, por ejemplo, con efecto óxido, crea interesantes composiciones mixtas, recordando la atmósfera oscura y el encanto vivido de las antiguas fábricas en desuso.
